¿La comunidad mundial? absorta, así de manera cortante, punzante, vemos como todas aquellas cosas que parecen “intocables”, caen como un castillo de naipes. Los seres humanos aún no reaccionamos a los tiempos que se viven, con pro y contra, con ventajas y desventajas.  Para aquellas personas con algunos años en la mochila, que vimos, conocimos, como se movían las personas un siglo atrás: donde pensar en viajes a otros continentes era imaginar muchos días de navegación, y no siempre en las mejores condiciones. Los tiempos trajeron ciencia, tecnologías, avances, pudieron prevenirse enfermedades, con medios impensados. Paralelamente: gran parte de muchos sectores de la población mundial, fue sintiendo “irrefrenables deseos de montarse a un avión y no dejar de viajar”. Los miles de kilómetros que separan a los continentes, son unas pocas horas de vuelo. Y la felicidad de movilizarse, conocer, incorporar conocimiento etc., nos hizo olvidar en muchos aspectos un detalle fundamental: virus, bacterias: “viajan” con nosotros, por lo tanto en plazos muy cortos, ciento de millones de seres humanos pueden correr serios riesgos, contaminarse de los más disímiles virus. Y en estos temas: somos todos exactamente iguales. No existe diferenciación alguna: poderosos, pobres, ricos, deportistas, profesionales…y no es fácil hacerse a la idea del grado de vulnerabilidad que posee la humanidad. Y con ello: reaccionar gradualmente, darnos cuenta que “nada es para siempre” y/o somos parte de una raza finita, que esa vida tan sobredimensionada donde nos toca existir: son un instante de la historia universal.

Quizás tomar en cuenta todo ello: nos hará ser un poquito más racionales a la hora de juzgar, analizar. Los deportes cual efecto dominó, van bajando las cortinas en todos los países del mundo. Estadios vacíos, ciudades, pueblos reducen las actividades sociales. ¿El fútbol súper profesional? Deberá asumir la crisis económica que se avecina. Un verdadero tamiz, donde quizás la visión de todo cuanto conocimos a la actualidad: varíe de manera sustancial. El mundo puede también ser distinto al hoy conocido.

De ahora en más: la solidaridad de los sectores involucrados, debe tener lazos firmes, indubitables, sumar como sociedad, olvidarse precisamente de lo económico para privar el sentido común, el valor de la salud tantas veces degradado. El otro, el semejante: también soy yo.

¿Quién/quienes serán los responsables de haber llegado a estas instancias?

 

A quien corresponda

No hay otro tiempo que el que no ha «tocado», acláreles quién manda y quién es el «mandado»

Y si no estuviera en su mano

poner coto a tales desmanes,

mándeles copiar cien veces

que «Esas cosas no se hacen».

 

(J.M: Serrat)

Néstor Nanni

Colaborador

Fundación Eric Abidal

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